Alergias y síntomas mentales

Puede resultar difícil para la mentalidad alopática comprender que exista algún vínculo entre las alergias y los desórdenes mentales y emocionales.
Indudablemente si nuestro enfoque va acercándose a entender que ningún fenómeno está aislado en la existencia y que toda acción repercute en el conjunto, no tiene que asombrarnos esta consideración.
Esta es precisamente la visión de la homeopatía donde se destaca el concepto de supresión desarrollado en anteriores capítulos.

El ejemplo de las alergias es interesante por la frecuencia con que se presenta este síntoma, especialmente durante la infancia y en particular por el tratamiento que habitualmente recibe desde la alopatía, que ha adoctrinado a generaciones de padres.
Resulta llamativo la preocupación que provoca en padres de niños y también en pacientes adultos, la presencia de los síntomas alérgicos cutáneo mucosos como rinitis, estornudos, erupciones de piel, picazón, tos irritativa, que obstinadamente enturbian la por otra parte, saludable condición de estos pacientes.
Nada parece mas lógico e inocuo entonces que recurrir a los promocionados antialérgicos para eliminar estas molestias.

Es así que comienza a producirse un inadvertido movimiento contrario a la naturaleza de la energía vital, que a través de estas señales superficiales está expresando un incipiente desequilibrio del organismo como un todo.
La rebeldía o persistencia de estos síntomas, a pesar en ocasiones de largos tratamientos antialérgicos, no es casual, es una muestra del incesante esfuerzo del organismo de mantener el camino correcto que aunque insuficiente, busca llevar hacia afuera el desorden y las toxinas que están comenzando a recargarlo.
 La tozudez del enfoque alopático es en ocasiones proporcional a la ignorancia sobre este mecanismo de la naturaleza y en muchos casos, los antialérgicos terminan imponiendo el silencio del cuerpo, pero a costa de un alto riesgo. El organismo ya no barrerá hasta la orilla, es decir la piel y las mucosas, los desechos que debe eliminar, que ahora se acumularán calladamente en sectores mas internos, alejados de los ojos de una imprudente cosmética médica.
Es frecuente que pasado cierto tiempo, los padres de aquel niño perciben con alarma que el pequeño se ha vuelto asmático.

Los médicos que lo atienden nunca reconocerán que los bronquios y el pulmón son en este niño el siguiente sector del organismo, mas interno y de mayor compromiso vital que a modo de un cubo de basura se ha llenado y acumulado en exceso de toxinas que no ha podido descargar adecuadamente, ya que los canales hacia la superficie fueron reiteradamente obstruídos anteriormente con las estrategias antialérgicas hacia los síntomas cutáneos.
 Lo tomarán como un problema nuevo sin relación con el organismo en su conjunto y actuarán otra vez ciegamente, apuntando a acallar ahora este síntoma que se muestra mas severo y no tan inofensivo como las insidiosas pero banales alergias cutáneas.

Así la alopatía va desgastando los resortes que sabiamente la naturaleza ha desarrollado para regularse, estropeando sutiles recursos por no comprender y actuar groseramente, con la soberbia de la ignorancia.
Los criterios dominantes de la civilización actual, al igual que están destrozando el planeta, lo están haciendo con el cuerpo del hombre. Y son los mismos representantes de la farmacéutica humana los que actúan en la industria de los agroquímicos. Una peligrosa conjunción de intereses en nombre de los mas altos valores, la salud y el alimento.

 Las vacunas no son ajenas a estos enfoques, son desde la perspectiva homeopática, causante en buena medida de la significativa exacerbación actual de la condición alérgica, por mencionar los menores efectos adversos, que en definitiva no es otra cosa que la sensibilidad agravada de un sistema inmunológico artificial y descontroladamente estimulado.
Vacunas obligatorias, antialérgicos a granel, inmunosupresores, en pocas palabras, inmunidad, una interesante oportunidad de negocios.

 Y los ciclos de incomprensión ecológica se reiteran, intoxicando cada vez mas el planeta y el organismo.
Así, sectores cada vez mas profundos y jerárquicos vitalmente van siendo afectados, dando lugar a la aparición cada vez mas precoz de toda clase de desórdenes mentales y emocionales o a patologías orgánicas tan graves como el cáncer.
 Las señales para prevenir todo ello y fortalecer el organismo han estado presentes desde un principio, en síntomas tan insignificantes como las alergias cutáneas, dando incipientes muestras del desequilibrio de la energía vital o Psora, como lo llamaba Hahnemann.
Permitir la exoneración, sin desesperación, por el tiempo que este proceso lleve, es siempre e indiscutiblemente lo mas saludable.

El desequilibrio de la energía vital se expresa en el conjunto, en síntomas mentales y físicos en cada individuo y refleja un determinado remedio homeopático que actuando a través del Principio de la Cura por lo Semejante, pone en marcha la ley de Curación, revirtiendo las sucesivas supresiones y obstáculos impuestos indiscriminadamente al sentido exonerativo o de limpieza, que la naturaleza insistió en mostrar desde un principio.
 La comprensión del conjunto tiene un sentido real y práctico en Homeopatía y es una verdadera herramienta de prevención de la aparición de patologías severas, entre ellas los desórdenes emocionales y mentales, que son la esencia del ser humano.
 *(Del Libro Homeopatía y psiquiatría del Dr. Pablo Korovsky)