Psicosomática y Homeopatía

Si logramos reconocer la unidad en Todo lo que existe, detrás de las infinitas formas, podremos comprender en la vida de los seres humanos el concepto de lo psicosomático.
Todas las circunstancias vitales están enlazadas y así sucede también cuando enfermamos.
Las enfermedades son psicosomáticas, entendiendo por psicosomático la integración de lo psíquico y lo somático en la dinámica de la vida.
Es innegable el papel que las emociones y los pensamientos juegan en las enfermedades, pero también el de como el cuerpo y sus condiciones constitucionales inciden a su vez en el psiquismo.

Existen múltiples enfoques de lo psicosomático, cada uno desde su perspectiva e instrumento, pero apuntando a la comprensión común de que toda acción repercute sobre el conjunto.
En este sentido, la homeopatía ha sido pionera desde hace doscientos años en llevar adelante una concepción profundamente psicosomática, mucho antes de que surgiera desde las vertientes psicológicas o el psicoanálisis atisbos de estas ideas.

La homeopatía posee un método concreto que integra los síntomas mentales y físicos de cada paciente, traduciendo esta unidad en un remedio que estimula la energía vital, ordenando el desequilibrio que da lugar a los síntomas.
De allí la importancia de considerar el conjunto, ya que no se trata de una entelequia teórica acerca de la unidad, sino de una práctica aplicada, donde el conocimiento de lo mental y de lo físico es fundamental para encontrar un remedio que ayude a curar al individuo íntegro, física y mentalmente.

No obstante, como señalábamos, nadie puede atribuirse la propiedad exclusiva del concepto de lo psicosomático.

El psicoanálisis por ejemplo, que es desde donde en la actualidad se ha puesto mas en boga el término, considera al síntoma la expresión de un conflicto psíquico, cuya angustia es reprimida y emplazada en este caso en el cuerpo, a través del mecanismo de la somatización.
La energía de la angustia se descarga en el cuerpo y la tensión del conflicto a nivel de la conciencia se atenúa o desaparece.
El síntoma somático adquiere entonces, al igual que el mental, un significado, un sentido a recobrar, donde los afectos allí contenidos puedan ser recuperados y procesados ahora entonces, de un modo mas saludable y maduro.
Este es el trabajo que la técnica psicoanalítica propone.
El síntoma, como el lapsus, o los sueños, tienen también un sentido a develar, inconsciente, pero que ha dejado rastros de ese ocultamiento y que como en la tarea de un detective, se debe volver sobre sus pasos.

Desde la perspectiva de la homeopatía, cada individuo refleja en el desequilibrio de su energía vital, también su conflicto psíquico y el particular modo psicosomático de intentar resolverlo.
El síntoma pone de manifiesto a la vez, la condición miasmática, es decir la tendencia constitucional predominante y evolutiva del paciente.
Esta comprensión miasmática de la homeopatía pone énfasis en otro aspecto de lo psicosomático, es decir, en la cualidad general que adquieren los síntomas mentales y físicos, referencia que hicimos al hablar de los miasmas.
De este modo, si un paciente traslada su condición miasmática destructiva o sicótica hacia la psórica, está curándose.
Conjugar entonces la comprensión miasmática y psicodinámica es indudablemente una valiosa herramienta terapéutica.

Existe así mismo, una interesante similitud, entre el retorno transitorio de síntomas antiguos, expuesto en la Ley de curación de la homeopatía y el retorno de lo reprimido planteado en psicoanálisis, como parte del proceso de hacer conciente el conflicto inconsciente.
Muchas veces es un síntoma homeopático, que en la comprensión de su símbolo, nos conduce a un camino conjunto, donde la palabra y el remedio se dan la mano para ayudar al paciente.