La Ansiedad otra perspectiva desde la Homeopatía

Casi todas las palabras tienen significados que dejamos de lado o ignoramos.
La ansiedad por ejemplo, habitualmente vinculada a la angustia y otros trastornos, puede verse también desde una perspectiva distinta.
Preguntándonos si existe el verbo que conjuga la ansiedad, surge uno: ansiar, que por un momento nos hace dudar de su vínculo original.
Ansiar, es algo así como anhelar, desear, en ocasiones con cierto grado de intensidad, la intención de lograr algo que no se tiene.

Me recuerda al término que encontré en un libro sobre el comportamiento de los átomos, habitualmente conocido en química como valencia, donde se lo refería como una “ansiedad” o iniciativa del átomo en búsqueda por completar la carga electrónica de su último orbital incompleto, compartiéndolo con el electrón del último orbital de otro átomo también incompleto y de este modo, ambos átomos estabilizando sus cargas se unen y convierten en una molécula. En definitiva un proceso constructivo. Constructivo y dinámico.

Los denominados gases muertos son elementos químicos de la tabla periódica que no se combinan. No requieren hacerlo, tienen una estabilidad electrónica que no necesitan de otro átomo, su orbital electrónico está completo. Curiosamente fueron llamados gases muertos.
Esta condición entre comillas de carencia del resto de los elementos químicos, es en realidad el factor esencial de la creación.
La materia se construye a expensas de estas múltiples asociaciones electrónicas dando lugar a infinidad de moléculas que conforman el universo.

Podemos encontrar una similitud entre esta ansiedad o comportamiento atómico y la que se encuentra en el plano anímico, preguntándonos entonces si no existe acaso una ansiedad normal o sana.
La respuesta vuelve al terreno homeopático de los miasmas, es decir a la condición de la energía vital.
La energía vital puede estar equilibrada o no y en este último caso adquirir, desde la perspectiva homeopática, el predominio de alguna de las tres distorsiones básicas:
hacia la hiperexcitabilidad, hacia la hipertrofia o hacia la destrucción, en términos homeopáticos clásicos, psora, sicosis o sífilis.
Estamos habituados a reconocer la ansiedad desde su impregnación miasmática, que es la que domina en la sociedad y muy poco frecuentemente en su condición como un fenómeno normal de la vida.

Pues bien, la ansiedad es en esencia una energía constructiva, que busca como el átomo hallar lo que le falta, en una danza por la estabilidad, siempre frágil y transitoria.
Existe entonces una ansiedad normal o constructiva que permite un movimiento armónico, la creación saludable y una distorsionada, que parte de una energía desequilibrada o miasmática, que puede expresarse hacia la hiperexcitabilidad psórica, o profundizarse hacia la hipertrofia sicótica o hacia la destructividad sifilítica.

De allí entender que la ansiedad no es mala en sí misma, en realidad estamos habituados a considerar las expresiones miasmáticas de la ansiedad.
Toda definición nos ubica una vez mas, como la impronta de la homeopatía misma, en la necesidad de comprender el conjunto, el marco global en el que se desarrolla un fenómeno.

Permitirse la ansiedad es en muchos casos el estímulo de cualquier creación o desarrollo, por lo que cuando la homeopatía logra promover cambios curativos profundos, sería bueno desestigmatizarla y reconocerla en su esencia como una energía de iniciativa y emprendimiento.